¿RENACIMIENTO DEL SOCIALISMO O DEL KEYNESIANISMO?: el fundamento económico de los discursos de las organizaciones de "izquierda".
El presente es un artículo elaborado el año 2011, cuando se presentaba Ollanta Humala como el representante de la "Transformación", debido a su programa económico y su discurso. Curiosamente, mucho de lo dicho por el ahora presidente, es ahora repetido por distintas organizaciones llamadas de Izquierda. Este artículo intenta aclarar que la "gran transformación" (o sea la intervención del Estado en la economía), no necesariamente es un programa de oposición, de izquierda, sino una forma de administrar el Capitalismo en circunstancias de crisis, por tanto, muy alejado de una solución definitiva a los problemas fundamentales del país.
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La situación del país caracterizada por el conflicto social, la pobreza, el incremento de la explotación laboral y la sobrevivencia ha despertado no sólo el accionar de la población, sino que ha abierto la inquietud por definir, además de las causas, los planteamientos de solución.
¿Qué sociedad queremos?, ¿Qué camino seguir? Han sido las inquietudes de fondo de la población. Inquietudes que en la presente campaña del 2011 no fueron dejadas de lado por los candidatos, apareciendo dos propuestas contrarias que comenzaron a disputar el poder. ¿Cuál fue la diferencia esencial entre estas dos propuestas? La presencia del Estado en la economía.
Para Ollanta Humala, antes de su adecuación a la "hoja de ruta", el problema se producía por la “exclusión generada por la ausencia del Estado que no reguló el mercado ni aseguró una redistribución justa”, mientras que para Keiko Fujimori “el crecimiento se detendría cuando el Estado intervenga, pues ahuyentaría las inversiones”. Así fuimos conducidos a un debate entre dos modelos: el NEOLIBERAL y uno REDISTRIBUTIVO – ESTATAL el cual, este último, fue definido como el de la TRANSFORMACIÓN por algunos sectores políticos que comenzaron a difundirlo como la solución a los grandes problemas del país. Frases como el “modelo neoliberal ha generado exclusión y pobreza” o que “el modelo neoliberal ha destruido el Estado para beneficiar a las transnacionales” y que “para tener una sociedad más inclusiva se requiere de más Estado, más patria” se difundieron en varios sectores de la sociedad.
Pero, ¿Es este modelo redistributivo – estatal la solución a nuestros problemas?, ¿De dónde salen estos “nuevos” planteamientos?, ¿Es el modelo neoliberal la verdadera causa de nuestros males?, o hay algo más que no se ha querido profundizar. La mejor manera de descubrirlo es analizando las bases de estos dos modelos para tener claro si estamos ante la solución o ante una nueva utilización de las expectativas de la población para beneficiar a otros.
EL SISTEMA CAPITALISTA Y SUS DOS MODELOS ECONÓMICOS: estatista y no estatista.
La forma de organización económica mundial es el capitalismo. En este sistema una pequeña cantidad de burgueses (empresarios, capitalistas) utilizan la fuerza de millones de obreros para producir mercancías. Estos reciben un salario que no refleja la riqueza producida por su trabajo. Por ejemplo, Un empresario de Gamarra dijo, en una entrevista, que en su taller 100 obreros hacían cinco mil polos en un día. El precio de cada polo es de 20 soles, por tanto, estos obreros en un día producen 100 000 soles (multipliquemos 5000 polos por su precio unitario que es 20 soles y nos da como resultado 100 000), pero a estos 100 obreros les pagan por día 40 soles en promedio, por lo tanto, el gasto por salario de todos los obreros en un día es de 4000 soles. Estos obreros producen como 100 000 soles, pero reciben todos juntos 4000, o sea, hay ¡96 000 soles de riqueza producida por el obrero pero que él no recibe! Esta riqueza producida por el obrero todos los días, pero que no se le entrega se llama PLUSVALÍA ¿quién se lo queda? El dueño de las máquinas, el capitalista. ESTA PLUSVALÍA forma la riqueza del empresario.
Esta dictadura que ejerce la burguesía sobre el obrero lo realiza porque tiene el control de los medios de producción, es decir, de las grandes máquinas, del capital suficiente para comprar los insumos, etc. De esta manera, mayor será su ganancia cuanto más produzca, más venda y cuanto más reduzca, o mantenga estable, el salario del obrero. Por ello, se produce el fenómeno de grandes riquezas junto al empobrecimiento de millones de trabajadores, fenómeno que concluye en una CRISIS.
Este ha sido el problema crucial del sistema: A cada ciclo de prosperidad sobreviene una crisis. Por ello, diversos intelectuales plantearon teorías para expandir los ciclos de prosperidad y evitar que un ciclo de crisis destruya lo más valioso del Sistema: las ganancias del Burgués. Con estos objetivos aparecieron el NEOLIBERALISMO y el KEYNESIANISMO . Dos modelos que se diferencian respecto al papel del “Estado”, pero se unifican en tanto mantienen inalterable la forma cómo obtener la riqueza: la apropiación de la plusvalía, es decir, la explotación del obrero.
El NEOLIBERALISMO consiste en dejar en libertad al capitalista para que invierta en diversas ramas y produzca en las cantidades que le sean necesarias . Para este modelo el Estado debe eliminar todas las “trabas” que impidan dicha libertad, es decir, se dedica a reducir impuestos, reducir las obligaciones que deben pagar a los trabajadores, eliminar los derechos laborales y, primordialmente, eliminar los sindicatos (que en esencia significa destruir la organización de los obreros para quebrar su capacidad de respuesta). Como vemos el NEOLIBERALISMO es el sustento teórico para la aplicación abierta de la dominación capitalista sobre la clase obrera. Para la clase burguesa, es la sociedad ideal pues no se le restringe nada y acumula grandes cantidades de riqueza.
El KEYNESIANISMO, por el contrario, plantea que la economía debe ser dirigida por el Estado. Este debe impulsar y regular las iniciativas del BURGUÉS. Lo que busca el modelo Keynesiano es que el obrero tenga capacidad de consumo ¿por qué? Porque el objetivo es sacar al sistema de una crisis . La lógica que plantea es: 1) aumentar la capacidad de compra (demanda); 2) al aumentar la compra impulsará la producción de las fábricas (oferta) lo que 3) generará la contratación de mano de obra (obreros). Ahora bien para que esto ocurra el Estado debe incrementar el “gasto público”, es decir, invertir fuertes sumas del presupuesto en educación, salud (mediante programas sociales), aplicando subsidios a algunos productos básicos (alimentos y combustibles) o formando empresas estatales (para absorber mano de obra que el burgués no puede hacer, porque en crisis prefiere guardar sus caudales). Todas estas medidas “redistributivas” buscan que el salario de la clase obrera sea suficiente para “consumir” las mercancías producidas. ¿Por qué el modelo Keynesiano se preocupa que los obreros tengan un buen salario? Para reactivar la producción Keynes apuntó al consumo: “un obrero con mayor salario solicitará más productos; las fábricas tendrán que producir más y esto hará que contraten mano de obra. Con esto solucionamos el desempleo y la recesión”. Esta es la razón por la que el modelo Keynesiano es “generoso” con los obreros.
Este modelo al otorgar ciertos “beneficios” a la clase obrera suele ser denominado como “capitalismo con rostro humano”, “sociedad de bienestar”, incluso se llega a sostener que es un “modelo cercano al Socialismo” y, por tanto, concluyen que es una alternativa al Capitalismo, pero como vemos la real motivación que empuja la aplicación de este modelo no es la búsqueda de la “justicia social” ni tiene como fin el “bienestar del obrero”; tanto el modelo keynesiano como el neoliberal están condicionados a las necesidades del Sistema Capitalista. En un momento de despegue, el neoliberalismo, es el modelo ideal; pero, en una situación de crisis, el keynesianismo es la salvación.
El modelo Keynesiano se aplicó a nivel mundial entre 1950 y 1980, años en los que la burguesía en Alemania, Inglaterra, Francia impulsó la producción con el Estado creando empresas mixtas (privadas – estatales) elevando el salario y aplicando subsidios al combustible. Pasados estos “30 años gloriosos” y viendo el Sistema estabilizado, la burguesía exigió un despegue y comenzó a eliminar los “controles estatales” y la “redistribución estatal” , es decir, aplicó el Neoliberalismo (desde 1980) lo que produjo un gran crecimiento de sus ganancias generando la crisis y ¿sorpresa? Nuevamente el espíritu de Keynes se cierne sobre el mundo, principalmente, en la boca de los “países emergentes” como China, Rusia y sus aliados Brasil e India (conocido como bloque BRIC por las iniciales) países con potencial industrial y hacia quienes se aferran las burguesías de los países como Bolivia, Venezuela, Ecuador y, últimamente, el nuestro.
Como vemos, El propio sistema admite la intervención estatal para “redistribuir” la acumulación de dinero de la burguesía. La clase dominante mundial prefiere perder parte de su riqueza, para “redistribuirla” en programas sociales, subsidios o aumentos salariales, que perder todo el control de la sociedad, pues sabe que su riqueza se basa en la explotación de millones de personas que, en momentos de prosperidad, esta explotación es fácilmente ocultada (mediante las campañas publicitarias); pero, en crisis, la explotación se hace más evidente y comienza a cuestionarse su dominio y la forma de organizar la sociedad. E ahí la aplicación de políticas redistributivas estatales y la incorporación de discursos “humanitarios”, de “justicia social”: ocultar la opresión para mantener el control de la clase obrera. Una frase de Mariátegui es muy ilustrativa : “El Estado… ofrecía a bajo precio el pan y subvencionaba largamente a la industria. Trabajo abundante bien remunerado. Con esto se adormecía en las masas la idea de la injusticia social”.
El Neoliberalismo y el Keynesianismo son las bases económicas de los programas de gobierno de Fujimori y Humala, respectivamente. En general, estos dos modelos son los que se disputan la dirección del Estado en diversas partes del mundo. Por tanto, debemos dejar en claro que no existe un “renacimiento socialista” sino, simplemente, la utilización de un discurso de izquierda para aplicar un modelo Keynesiano, es decir, capitalista pero con un rostro “más humano”. Esto significa que, a la larga, se producirá una nueva contradicción, ya que la base principal de la crisis y de los conflictos sociales, la anarquía de la producción y la extracción de la plusvalía, no se han eliminado.
El tiempo lo dirá.
(Julio 2011)