Diversos autores han señalado que el problema griego rebasa las fronteras de ese país y se extiende a toda Europa. Y desde luego, varios países del sur de Europa como España, Portugal e Italia se encuentran en la lista de países afectados por las medidas económicas de estabilidad dictadas por la ya famosa TROIKA y que podrían ser presa del "contagio" de Grecia. Pero ¿de dónde proviene la fuerza de un gobierno que no tiene ni un año en el poder y que ha levantado la mano contra, nada menos, que Alemania, el más más de la Eurozona? Definitivamente no de su fuerza revolucionaria, porque SYRIZA no es un partido que aspire a la movilización activa por la transformación total del mundo. La fuerza de Tsipras no se halla en el número de sus ciudadanos, sino en los NUEVOS ALIADOS que ha comenzado a conseguir más allá de Europa.

Hace poco más de dos semanas, Tsipras anunció lo que sería la carta bajo la manga en su lucha contra la troika ( y el motivo por el que ALEMANIA mira con encono a los Helenos): "El centro del mundo ha cambiado de lugar, hay nuevas fuerzas a nivel político y económico. Las relaciones internacionales adquieren un carácter multipolar". 

Esto lo dijo en relación directa a Rusia, quien a su vez se ha presentado solícita a "apoyar" al vecino si es que éste lo solicita: "Si los griegos piden un préstamo, entonces lo tendremos en cuenta, pero aún no lo han pedido," (Dmitry Peskov, portavoz de Putin). Y es que ya no es un secreto que el Kremmlin aspira a gobernar el mundo. En ese sentido, la crisis griega es una grandiosa oportunidad para la potencia oriental de incrementar su influencia nada menos que en Europa y para eso ha estimulado la creación del BANCO DE DESARROLLO DEL BRICS, la entidad que entra a competir contra el BANCO MUNDIAL y el FMI. 

Hace cuatro años, con el primer intento de Referéndum planteado por el presidente Papandreau, esta pugna de potencias no estaba tan desarrollada como ahora, por eso es que el gobierno de ese entonces no siguió con la propuesta y tuvo que dimitir. Ahora Grecia se encuentra en medio de una puja entre potencias y está encontrando otra opción que le podrá ofrecer dinero, aunque no necesariamente independencia. 

En conclusión, Dinero para Grecia hay por los dos lados, por uno le exige más recortes, mantener la moneda euro y, por ende, la hegemonía de Alemania; por el otro, implícitamente renunciar a la Eurozona, producir su propia moneda y empezar una nueva deuda, pero esta vez desde cero.  Tal parece que, con los resultados del referéndum favorables al "NO", la tendencia es más cercana a Oriente.