La algarabía reinó el día viernes. El arco iris fue el símbolo de la victoria. Las palabras, las calculadas palabras se convirtieron en elaboradas declaraciones de personajes claves que extendieron las dimensiones de un fallo que lo que brinda es alas para volar, imaginar, ilusionarse y amar, pero no para vivir la realidad. 

El problema no es el fallo en sí, sino la utilización que se hace para sepultar las mentes en un terreno idílico y seudorevolucionario. Han vendido una "libertad", han difundido una "libertad", han legalizado una "libertad" que no cambiará la pobreza de los inmigrantes en Estados Unidos y Europa, que no romperá la diferencia social ni el racismo que existe entre un homosexual rico y uno pobre", que no cambiará las causas que produce el hambre en África y Latinoamérica, que no cambiará las ansias de poder y ambición del otro grupo minoritario, el de los poderosos, que traman con los Estados "democráticos", como Estados Unidos, planes para hacer guerras y saquear recursos de países enteros. 

¿Qué del mundo cambia con este fallo? bueno, el mundo no es homogéneo. El mundo de la clase media mundial se sentirá feliz porque podrá desarrollar su amor, su único problema. Pero el mundo de la pobreza mundial seguirá igual: maltratado, muerto, famélico, pero claro, ahora "con libertad para amar". Y es que nuestro mundo está fracturado por problemas graves, pero también está lleno de vanalidad, de superficialidad, de ligereza, de ilusiones pasajeras, y esto último es lo que permite que una decisión simple, que una medida administrativa, SEA DIMENSIONADA Y COLOCADA COMO UN "GRAN ACTO REVOLUCIONARIO", o en las palabras de Obama, el presidente que mantiene las políticas represivas más severas contra inmigrantes y contribuye al desangramiento mundial, como "UNA VICTORIA PARA AMÉRICA".

Estados Unidos está a favor de conceder libertad para "amar", pero con ese afán libertario, por qué no deja en libertad a los pueblos para que se autogobiernen, para que usen sus recursos con autonomía, para que cultiven su tierra sin problemas.

Algunos dirán que no deben mezclarse las cosas, que el fallo corresponde al ámbito sentimental y no político ni económico. Que es un error juntarlos. Claro, lo que se se busca es separar las realidades, de tal manera que se hable de una, para ocultar la otra, ¿qué otra? la parte de la realidad más fastidiosa, la gris, la de las guerras, invasiones, detenciones y pobreza. Imaginemos que en todo el mundo se legaliza el matrimonio homosexual. El homosexual casado de clase media irá a su domicilio a disfrutar su vida, viendo televisión y consumiendo los productos. El homosexual pobre se casará, irá a su casa y si es obrero en Bangladesh, Tailandia, Filipinas, Perú, llegará a su casa y se alimentará mal, porque el salario, ínfimo, no le alcanzará. Querrá consumir productos, querrá disfrutar la ciudad, pero el trabajo de doce horas, todos los días se lo impedirá. Hasta aquí llegó su libertad y su ilusión.

Ciertamente, el mundo de la pobreza no cambia con este fallo, ni la humanidad se vuelve más humana; porque mientras la comunidad homosexual festeja su reconocimiento, los mismos Estados que lo "protegen" se preparan para continuar guerras, desangrar familias y sembrar odio.